We mourn the lives of the 8 people, including 6 Asian women, who were murdered last night in Georgia and send love to their families and communities.

These attacks fit into a xenophobic pattern of anti-Asian violence that the capitalist class not only condones, but welcomes as a scapegoat for their complete inaction in the face of the COVID crisis. Of the thousands of incidents targeting the AAPI community, many have been geared especially toward women, the poor, the elderly, and the undocumented.

That the gunman’s victims were chosen due to perceptions about their workplace reflects the ongoing misogyny, objectification, and hypersexualization of Asian women, rooted in a long history of imperialism, a continuous dehumanization of the Asian working class, as well as the ongoing criminalization of sex workers. We all deserve safety in our workplaces. While there is a rush to classify these crimes as hate crimes, it is not hate that is allowing this violence but power: the power of white supremacy and capitalist exploitation whose violence is minimized as hate between individuals based on race and/or gender. The response so far has been an increase in police presence: violence met with more violence.  We know the carceral state protects white men who kill individuals, shielded by white men in power who continue to inflict violence on the masses. As long as both the Republican and Democratic parties continue to sustain the Sinophobic rhetoric as related to COVID and US-China relations, the attacks against Asian Americans, regardless of their ethnicity, will continue. So we commit to building socialism and dismantling the systems and structures that uphold white supremacy, empire, and perpetuate racist violence.

We stand with the Asian-American community in grief and solidarity.

Rest in peace, Delaina Ashley Yuan, 33; Paul Andre Michels, 54; Xiaojie Yan, 49; and Daoyou Feng, 44.

En Dolor y Solidaridad

Lamentamos las vidas de las 8 personas, incluidas 6 mujeres Asiáticas, que fueron asesinadas anoche en Georgia y les enviamos amor a sus familias y comunidades.

Estos ataques encajan en un patrón xenófobo de violencia antiasiática que la clase capitalista no sólo aprueba, sino acoje como chivo expiatorio por su completa inacción ante la crisis de COVED. De los miles de incidentes contra la comunidad de la AAPI, muchos se han dirigido especialmente a las mujeres, los pobres, los ancianos y los indocumentados.

El hecho que las víctimas del pistolero fueron elegidas debido a las percepciones sobre su lugar de trabajo refleja la continua misoginia, objetivación e hipersexualización de las mujeres Asiáticas, arraigada en una larga historia de imperialismo, una deshumanización continua de la clase obrera Asiática, así como la continua criminalización de las trabajadoras sexuales. Todos merecemos seguridad en nuestros lugares de trabajo. Si bien hay prisa por clasificar estos crímenes como crímenes de odio, no es el odio lo que permite esta violencia sino el poder: el poder de la supremacía blanca y la explotación capitalista cuya violencia se minimiza como el odio entre individuos basados en la raza y/o el género. La respuesta hasta ahora ha sido un aumento de la presencia policial: la violencia enfrentada con más violencia. Sabemos que el estado carcelario protege a los hombres blancos que matan individuos, protegidos por hombres blancos en el poder que continúan infligiendo violencia a las masas.

Mientras el partido republicano y el partido demócrata continúen sosteniendo la retórica sinofóbica relacionada con COVED y las relaciones entre Estados Unidos y China, los ataques contra los Estadounidenses de origen Asiático, independientemente de su origen étnico, continuarán. Así que nos comprometemos a construir el socialismo y desmantelar los sistemas y estructuras que defienden la supremacía blanca, el imperio y perpetúan la violencia racista.

Apoyamos a la comunidad Asiática-Americana con dolor y solidaridad.

Descanse en paz, Delaina Ashley Yuan, 33; Paul Andre Michels, 54; Xiaojie Yan, 49; y Daoyou Feng, 44.